26 de febrero de 2008

La Tela de araña



Era una de esas tardes melancólicas y frías de un domingo de enero; de esas en que la tristeza te oprime el pecho y no sabes muy bien a que se debe, y en las que un profundo suspiro te alivia, espontánea y brevemente, el alma.

Abrigado a medias bajo el frío atardecer y sentado en el frío poyete de la puerta de casa, descubrí una pequeña hormiga que paseaba tranquilamente por una hoja de mi joven mandarino, quizás buscaba alimentos o quizás volvía a casa... paseaba plácidamente lejos de imaginar su triste destino. Una tela de araña se cruzó en su camino, o mejor dicho, una telaraña puso final a su camino y como consecuencia... su vida.

Y de pronto... ¡lo vi!

Vi una extraña coincidencia entre la vida y la hermosa y dramática red natural del insecto.

Sí, un denominador común volvió a mi mente, ¡bendita o maldita casualidad! conjugada con una compleja similitud entre la vida y la tela de araña; similares leyes, similares ámbitos, similares resultados similares finales... todo algo ya preestablecido,... sin juicios y con sentencias... al final,... creemos que somos los dueños de nuestro camino, pero ... nada más lejos de la realidad.

Al rato, al salir de mi propio ensimismamiento, me di cuenta que la oscuridad y el frío avanzaba,... me levanté y entré en casa, cuando... ya todo se me había olvidado...

...¡bendito olvido!

Manolo Navarro
fotógrafo

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