12 de febrero de 2008

Las 19 y 33



Era el anochecer de un largo sábado; sin saber porqué me encontraba tenso; una angustia me apretaba el alma, me pisoteaba el pecho. Algo ¡no se qué! me hacía sentir un enorme vacío en mi interior; algo necesitaba… y no encontraba el porqué.

Apesadumbrado… bajé la mirada, giré mi cabeza y miré a mi vieja mochila. Aún no sé porqué--- me levanté, la cogí… y la abrí… y la vi, a ella; mi hermosa capturadora de momentos que… sólo con luces… eternizaba instantes de vida, colaboradora de trabajos, compañera de juegos. La cogí entre mis manos, la acaricié y de pronto…. comprendí.

Entendí que entre mis manos tenía la fuente que satisfacería mis incógnitos deseos. Acompañado de una corriente mágica, una estampa se proyecto en mi alma; cerré los ojos… y volví a ver… el destino de mi placer.

¡Necesitaba hacer una fotografía! … ¡la fotografía!

Encendí mi máquina, entorné los ojos y medí la escasa luz con el fotómetro de mis pupilas; modo manual; f/8; 1,6 seg. ¡tenía claro el efecto que quería!; enfoqué y disparé. Miré por el visor…. Ahí estaba el foco de mis angustias. Volqué la imagen en mi ordenador… y con el mismo mimo, volví a guardar mi hermosa infanta negra en su cuna.

Era tan grande mi inquietud, que no perdí un segundo en procesar mi estampa; revelé la fotografía y la imprimí. La escudriñé con curiosidad crítica… un bonito instante de placer…; ¿era la imagen que idealicé? Síiii..., era ella. Con cuidado y mimo la dejé en mi mesita de noche y como si un gran peso de encima soltara, seguí arañándole minutos de vida a aquel extraño sábado. Pronto, me olvidé de ella.
…..
…..
…..

Me desperté sudando, …sin duda una pesadilla pensé. Recordé entre tinieblas que la fiebre me derrotó aquella tarde... dichosas calenturas. Anochecía ya; encendí la lamparilla,… las 19 y 33 de la tarde, tenía la sensación de que llevaba mucho tiempo adomecido... sin dormir. No podía con mi espíritu... recordé que era domingo. Tragué con un poco de agua un analgésico; apagué la luz y pronto me entregué a una extraña batalla de febril sopor.

Un pavoroso grito sonó en mis entrañas, volví a despertar… ¡¡¡Dios!!! ¿otra alucinación? ¡maldito malestar!; extraños alaridos sonaban en la calle. ¡qué sería! Volví a mirar… ¡Dios mío! ... imposible!...¡ La misma hora!… las 19 y 33 ¡esta tormentosa paranoia acabará conmigo. Me estoy volviendo loco. Angustiado, me tapé la cabeza,… temblaba de frío febril. Sin darme cuenta… poco a poco…me volví a nadar entre letargos.

Poco tiempo tardé en despertar… seguía temblando; la oscuridad mas absoluta reinaba ya en mi dormitorio. Palpando alcancé el termómetro; 36,80ª; por fín el paracetamol hizo su trabajo. Me sentía bien... miré la hora: Las 19 y 33 aún. Nunca creí en brujerías, espíritus y similares… quizás eso fue lo que me aportó la gota de valor que necesitaba para mantenerme en pié. Esos momentos me parecieron eternos….

Míralos... pensé...aún siguen ahí los mismos enrojecidos números: el 19 y el 33. ¡No! ¡no podía ser!; algún invisible me empujó al lavabo; estaba muy asustado; ya no tenía fiebre. Me mojé la cara con agua fría... me sequé ... y, entornando mis enrojecidos ojos,… con mucho miedo...volví a mirar … y … comprendí:

Dios mío miraba la fotografía que la noche anterior proyecté.

Manolo Navarro
fotógrafo

No hay comentarios:

Publicar un comentario